martes, 20 de enero de 2015

TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN

Este es un libro que deberíamos leer todos los que tenemos hijos y nietos. Es un libro duro, que habla sobre aquellas situaciones en las que los padres decidimos hacernos los locos, en lo que tiene que ver con la supervision de la crianza. A veces, los mejores esfuerzos se estrellan contra unas personalidades que se las ingenian para hacer difícil cualquier tipo de ayuda.

Esta es la sinopsis tomada de EPUBLIBRE.

Eva es autora y editora de guías de viaje para gente tan urbana y feliz como ella. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo de publicidad, decide, con muchas dudas, cerca de los cuarenta años, tener un hijo. Y el producto de tal indecisión será Kevin. Pero casi desde el comienzo, nada se parece a los mitos familiares de la clase media urbana y feliz. Eva siente que Franklin se ha apoderado de su maternidad, convirtiéndola en el mero contenedor del hijo por nacer. Y Kevin es el típico bebé difícil, que tortura con sus llantos, que no quiere comer. Se convertirá en el terror de las niñeras, en un adolescente terrible, en el antihéroe a quien sólo le interesa la belleza de la maldad. Al llegar la sangrienta, mortífera epifanía de Kevin, dos días antes de cumplir los dieciséis años, el niño es un enigma para su madre.

Citas
  • El quería lo esencial. Yo, por mi parte, pienso que sólo llegas a lo esencial a base de juntar todas esas pequeñas anécdotas triviales que dejarías caer en una conversación de sobremesa y que parecen irrelevantes hasta que las reúnes en un montón.
  • Nunca soy capaz de integrar en mí toda la historia. Me rebasa.
  • En el mismísimo instante de su nacimiento asocié a Kevin con mis propias limitaciones: no sólo con el sufrimiento, sino también con la derrota.

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